Recientemente, fuí al pueblo de Navalpino con la idea de buscar y conocer al herrero Jacinto Cervantes, primo hermano de mi padre.
Según llegué al pueblo, pregunté a una señora por Jacinto, y me contó que había fallecido ese mismo día.
Jacinto trabajó toda la vida como herrero y era seguramente el último herrero de los Cervantes.
Los Cervantes han sido herreros durante cuatro siglos, pero la tradición está destinada a desaparecer. Las nuevas generaciones no aprenden un oficio que ya no ofrece ningún futuro, pero que antaño era uno de los más importantes.
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