miércoles, 9 de marzo de 2011


Miguel Cervantes Miñano
Marzo 2011



Bigornia o yunque

El herrero ayer

El oficio de herrero era indispensable en cualquier pueblo hasta hace unas décadas.
Entre las tareas más importantes del herrero estaban fabricar y sobre todo reparar los aperos de labranza (como aguzar y calzar rejas de arado y picos), hacer las herraduras y herrar a las bestias, y fabricar gran variedad de útiles necesarios para la vida cotidiana.
En su fragua, el herrero fabricaba rejas de arado, hachas, guadañas, hoces, calabuezos, azadones, zachos, etc....además de utensilios domésticos y de cocina como cuchillos, llaves, candiles, estrébedes, tenazas, camas, palanganeros, etc. También fabricaba y ponía los aros (llantas) de las ruedas de los carros, hacía anillos de boda (fundiendo las antiguas pesetas de plata), cepos de caza, herraduras, callos, e infinidad de objetos más. Herraba burros, mulas, caballos y bueyes (para herrar a los bueyes se utilizaba una estructura llamada "potro").
El herrero elaboraba su propio carbón vegetal de brezo (actualmente se compra carbón mineral). También hacía los mangos de madera de encina para los aperos y cuchillos. Asimismo hacía cuchillos y navajas con mangos de cuerno de ciervo.
La gran mayoría de las herramientas del herrero las fabricaba él mismo (como las tenazas, tajaderas, punzones, planas, estampas, claveras...).  A menudo inventaba nuevas herramientas para llevar a cabo sus trabajos. Algunas herramientas sí las compraba (como la bigornia, el martillo de bola, el tornillo de herrero...).
La ropa de trabajo tradicional del herrero era el mandil de cuero.

Antiguas placas para soldar a la calda


El herrero hoy

El oficio de herrero tal y como era antaño, ya no existe. Hoy en día los herreros ya no forjan aperos de labranza.
En la actualidad, hay algunos modernos forjadores que realizan trabajos de cerrajería como puertas, rejas, barandillas, muebles, cabeceros y lámparas.
En estos talleres de forja se ha perdido parte de su carácter artesanal, utilizando técnicas modernas en detrimento de las técnicas tradicionales que se usaban hasta mediados del siglo xx, cuando la electricidad aún no había llegado al mundo rural.. Por ejemplo, las uniones hoy día se realizan con soldadura por arco eléctrico. Antiguamente esto no existía y los herreros utilizaban el remachado y la soldadura a la calda.
Los herreros actuales, combinan el trabajo artesanal en la fragua, con el uso de modernas herramientas eléctricas.
Actualmente también quedan herradores, dedicados a herrar las caballerías. Pero antaño, era el mismo herrero el que herraba estos animales.
Por último, quedan algunos artesanos cuchilleros, siendo muy conocidos los de Taramundi y Albacete.


El fin de una tradición familiar

La historia del oficio de herrero en mi familia es similar a la de otras muchas sagas de artesanos: cayó en declive a partir de mediados del siglo xx hasta caer en el olvido.
Según cuenta L.G.Hortigón en su libro "El Caballero del Verde Gabán", la tradición de herreros en los Cervantes tiene 400 años de antigüedad.
Hasta hace poco, había muchos Cervantes trabajando como herreros en diferentes pueblos del norte de la Siberia extremeña (mi familia es de Valdecaballeros) y sus proximidades. Para evitar la competencia, se repartían por distintos pueblos cercanos en las provincias de Cáceres, Badajoz, Ciudad Real y Toledo.
El oficio pasaba de padres a hijos. Mi bisabuelo era herrero y enseñó el oficio a mi abuelo y mis tios-abuelos. Mi abuelo enseñó el oficio a mi padre, y lo mismo ocurrió con sus primos.
Mi padre, desde muy pequeño ayudaba a mi abuelo en la fragua, golpeando con el macho, girando la manivela del ventilador manual (el ventilador manual cumple la misma función que su antecesor, el fuelle de madera y cuero) y siendo un niño ya fabricaba sus propios cuchillos y hachas.
Así se fue heredando el oficio en mi familia durante 4 siglos. Pero en la década de los 60 del siglo pasado, el abandono de los campos, la mecanización de la agricultura y el fin del antiguo estilo de vida rural, hicieron que el trabajo del herrero dejase de ser imprescindible.
Las familias emigraron a las ciudades en busca de un futuro mejor.
En las ciudades como Madrid, los hijos de los herreros se dedicaron a trabajos relacionados con el metal, como carroceros, cerrajeros o mecánicos. De los herreros veteranos, algunos como mi abuelo siguieron siendo herreros hasta su jubilación, pero muchos otros tuvieron que abandonar el oficio y dedicarse a los trabajos antes mencionados.
Así llegó el fin de los herreros, y para mi familia significó el final de una larga tradición familiar.
Yo, al nacer y criarme en Madrid, no pude aprender el oficio, y, que yo sepa, ningún Cervantes de mi generación lo ha aprendido.
Pero he decidido recuperar la tradición familiar.
En el pueblo donde viven actualmente mis padres, a 80 km de Madrid, estoy buscando un pequeño local o trastero para convertirlo en una fragua, y aprender el oficio, eso sí, como hobby de fin de semana. Si consigo montar la fragua, acudiré siempre que pueda para que mi padre me enseñe el oficio. El aprendizaje dura años, así que no pretendo convertirme en un gran herrero practicando algunos fines de semana, pero espero poco a poco ir aprendiendo las técnicas del oficio.
Quiero que todo el trabajo sea artesanal, como en la época de mi bisabuelo o mi abuelo. Ya he empezado a buscar la bigornia (yunque) de espiga, el ventilador manual de fragua, y la piedra de afilar (movida con un pedal, y con depósito de agua), pero antes de tener esto, debería encontrar un lugar adecuado para instalar la fragua. Si consigo llevar a cabo este proyecto, recuperaré la tradición familiar de los Cervantes.


Fotos de utensilios fabricados por mi abuelo en la fragua: